Del maquinista, y de su Deseo
“Las lágrimas de emoción de sus amigos, testigos incrédulos de todo, no tenían comparación con las de Guille. Se abrazó a Camino, se puso una camiseta de la Fundación Pequeño Deseo, y fue el niño más feliz del mundo. Con cuarenta kilos, sarcoma de Ewing, sin pelo, secuelas de radio, quimio y todo lo demás era el niño más feliz del mundo”. ¿A qué hora llega papá? Juan Rico Ordás. Hoy solo voy a contar una aventura. La historia de un Deseo.A mi pequeño eremita, como a cualquier niño, le gustaban muchas cosas. Pero una empezó muy pronto a ocupar la mayor parte de su tiempo y de sus anhelos: los trenes. Podrían haber sido los libros, ya que estamos. O los animales. Vivir al lado de un apeadero de Renfe y Feve puede crear gustos muy concretos, pero no creo que sea capaz de mantenerlos en el tiempo y…