Una nueva aventura

Cuando de pequeños nos dicen que  vamos a vivir una “gran aventura” nos imaginamos viajes intrépidos por el mundo, sorteando adversidades y enemigos, probablemente vestidos de pirata o de aventurero al estilo Indiana Jones o de periodista a lo Rita Reporter. Pero resulta que un día descubres que las mayores aventuras, muchas veces, se viven de puertas para adentro. En nuestro interior, o a través de alguien que se ha gestado en tu interior. De repente el mundo cambia por completo, se da la vuelta y el orden de prioridades cambia radicalmente. Y esa aventura, que aparecía en tu imaginación veloz y dinámica, de repente se presenta a cámara lenta, con música suave. Tranquila y discreta en su revolución, pero devastadora. La mejor aventura que podías haber imaginado.

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Carpe Diem (Meditatio) II Vivere Memento…

Hay días muy especiales. De esos en los que te levantas y, sin esperarlo, tienes un premio. El azar ha determinado que ese día, y no otro, sea quizá uno de los más especiales de tu vida. Sientes la necesidad de anotarlo y lo haces en lo primero que tienes a mano: en el calendario que te dieron en la panadería con la imagen de San Lorenzo, en ese bloc de notas que tiene sólo tres hojas porque te lo destrozó tu hijo, o en la mano con un boli de Bic que ya no escribe porque hace mucho que perdiste el capuchón. Bueno. Pues eso se acabó… al menos para el/la afortunado/a futuro poseedor de la pequeña Carpe Diem Meditatio.

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Carpe Diem (Meditatio)

Hace un año, Delia me propuso poner el nombre de “Carpe Diem Meditatio” a unas posibles agendas. Es decir: no un libro en blanco, sino unas agendas que nos recordasen a qué hora debemos ir a tal o cual sitio y que nos permitan planificar la vida a aquellos que, como yo, necesitamos cierto orden para salvar la memoria. Este año, por fin, ya tengo la posibilidad de realizar esas “Carpe Diem Meditatio”. Pero sí que es verdad que para adaptarlas al formato de cartera que es el emblema de esta serie de encuadernaciones tuve que hacer ciertas modificaciones.

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Diente de perro

Diente de perro. Es un nombre curioso, y suena bastante agresivo. De hecho me acuerdo de la primera vez que lo oí: estabamos en las primeras clases de encuadernación haciendo un repaso sobre los tipos  de cosidos. También se nos dijo que era un tipo de costura non grato para la conservación documental, de tal manera que si nos lo encontrábamos algún día (porque era relativamente frecuente en encuadernación de archivo, para cosido de hojas sueltas) debíamos plantearnos una alternativa.

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La Meditatio del vino

Estaba yo preparando una entrada sobre Goya, cuando caí en la cuenta de que ha llegado el otoño a esta parte del mundo. Aquí en Asturias nos ha saludado con un calor bochornoso producido por un aire cálido y tormentas discretas. Mucho se escribe sobre la primavera y menos sobre el otoño, creo, como no sea para hablar de la melancolía del fin del calor y el comienzo de las lluvias. Con el otoño se acaban para muchos las vacaciones. Los días merman, hace un poco más de frío y apetece recogerse en casa, pero otros amanecen soleados y calurosos, como si se arrepintiese de haber llegado. Las televisiones se empeñan en recordarnos que ha llegado el otoño, que ya se acabó lo bueno, y qué tristeza más grande.

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Qué descansada senda…

… la del viajero. Toda rutina pesa, incluso aquella que es acogida con pasión. Quizá esa agota aún más. De repente todas las ideas se amontonan, pujando por salir primero. Si no nos cuidamos, podemos quedarnos en un punto donde no nos movamos, con ese hormigueo raro en los pies. Por eso a veces es necesario dejar esas ideas en un sitio, calzarse las sandalias y el sayo más viejo, coger la Meditatio -por supuesto- y echarse a los caminos buscando que la mirada repose en el infinito.

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El encargo de Tharasia

Hay encargos que marcan… y, si no, que se lo digan a Fray Martino, el verdadero protagonista de nuestra historia. Piensas en ellos desde el momento en el que se te hace la propuesta. A veces, trabajas codo con codo con la persona que sugiere el trabajo, porque tiene una idea más o menos clara en su cabeza. Hasta el momento, he tenido la suerte de que cuando ha sido así es porque han visto uno de mis trabajos y han querido versionarlo para un sueño propio, como fue el caso de Jan y su deseo de homenajear a su marido y a la obra de Virgilio, que os conté en esta entrada.

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El peligro de asomar detrás de tu puerta

A todos nos gustan las citas. Creo. Nos inspiran, nos motivan. Las colocamos en el principio de nuestros libros, en nuestros diarios… Yo tenía mi carpeta -y la mesa- del instituto llena de citas, poemas, etc., y por supuesto no era algo original. En esa edad estamos casi ansiosos de referencias, de inspiración. Con suerte, esa sed no se nos va a quitar nunca y seguiremos bebiendo de las palabras como si de agua fresca se tratase.

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Fin…

Una de las verdades más verdaderas es que cualquier profesional descansa tras la entrega de un proyecto. En él, por breve que sea, suele poner almacorazónyvida, que diría el cancionero. Hoy quiero compartir con vosotros la entrega de un proyecto de cinco meses. Cinco meses por cinco libros. Por supuesto en este tiempo no estuve todos los días y durante las ocho horas (…¿he dicho ocho?…) encima de esos libros. En absoluto. Si fuese así, ningún proyecto tendría sentido… Era, simplemente, el plazo de entrega que propuse. La razón principal: entre procesos hay momentos de espera en los cuales el papel debe reposar y el libro dormir (eso y la existencia de otros trabajos pendientes, imprevistos, posibles errores en el proceso, retrasos en la entrega del material, así como el hecho definitivo de que soy sólo un ser humano). Mejor no pillarse las manos en este sentido…

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