Tengo un problema. Las mejores ideas me vienen justo cuando reposo mi cabeza en la almohada, apago la luz y cierro los ojos. Entonces comienza en mi cabeza toda una batalla de pensamientos: mmm y si coloco estos nervios en esta posición, y si hago una versión de la Meditatio en badana peeero colocando la vuelta de tal manera que y si sacara el texto a la cubierta lo gofrara y tratara la piel para que pareciese surgida casi de una excavación arqueológica pero con el papel a estrenar creo que el primer autor que puedo poner será zzzzzzzzz…
Hay veces que supero el sueño, saco el cuaderno discretamente y me pongo a escribir, si bien eso normalmente implica levantarme porque mi pobre esposo no tiene por qué sufrir mis ataques creativos nocturnos. Pero si mi cuerpo se pone en actividad las ideas ralentizan su ritmo. Así que he optado por confiar en que al menos algunas de ellas, las mejores, las que pienso eso mañana no se me tiene que olvidar por nada del mundo por favor Raquel acuérdate de que tienes que hacer una primera versión a ver qué tal queda porque hasta que no lo veas no te haces una idea acuérdate acuérdate ACUERDATE letrasgofrarbadanaenvejecidonervios… pues eso, que sobrevivan en mi cabeza hasta que pueda apuntarlas. Y muchas veces pasa.
Por ejemplo, la que dio pie a las Summum Meditatio. Yo sabía que tenía que hacer algo con mi viejo juego de letras de palo. El proceso de gofrado sería lento, letra a letra. La piel de badana tenía que integrarse con ellas hasta semejar su apariencia natural. Nacieron las primeras conmigo disfrutando cada momento. Hice un modelo especial para un buen amigo. Y después surge el primer contacto: alguien allende los mares, amante de los libros y el latín quiere un encargo. Ahí es cuando se te confirma que la idea es buena, cuando alguien quiere hacerla suya.
Después surge parte de mi paradoja vital: voy a comunicarme en inglés con una persona que desea un libro en latín. Quiere unos extractos de Virgilio, sacados de una versión latina de la Eneida. El proceso fue gracioso: mi latín está muy olvidado y nunca fui ninguna experta, pero mi lengua es hija del latín, con lo cual algunos aspectos de la transcripción que me enviaba se me hacían extraños.Tendría que consultar con un experto para que me confirmara si mis sospechas sobre el uso de los guiones que tenía el texto o la palabra inponere era tal cual y no imponere como yo le sugerí eran acertadas (la N antes de la P daña a la vista a cualquier hispanohablante), pero ella aceptó las sugerencias de buen grado porque consultando otras versiones aparecían con los cambios que le propuse.
Transcripciones aparte, el caso es que esa noche en el mundo de las ideas desembocó en el trabajo de un libro que evocaba al pasado dentro del pasado que a su vez está tan presente como las intenciones de su dueña, que es considerar a Virgilio y su obra como un imperium sine fine. Y lo mejor es saber que ese trabajo no ha terminado, que ella se va a encargar de llenarlo con sus experiencias, recortes, viajes, etc. siguiendo la admirada obra de Virgilio. Lo malo, es que yo no lo veré. Pero puedo imaginármelo.
Imperium sine fine. No sé si Virgilio realmente confiaba en Roma como un imperio sin fin. La persona que me encargó este libro quería que esa frase no representase la profecía de la caída de Roma, sino la alegoría de la inmortalidad del propio Virgilio.
Todos los imperios caen, aunque sean depuestos por otros. El pensamiento de Virgilio está dentro de los recuerdos y reflexiones de la vida de una mujer del siglo XXI. Sin duda es un imperio sin fin.
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Totalmente de acuerdo !!! en mi caso se me ocurren combinaciones de colores y formas, que afortunadamente por la mañana aún están en mi cerebro (de las pocas cosas que no me olvido).
Déjame decirte que me encanta tu trabajo, adoro los libros, cuadernos y papeles en general..y he visto muchas formas de encuadernación, pero la tuya tiene una cosa que no sé explicar…aunque los cuadernos son nuevos me dan la sensación que al tocarlos te vas al pasado, a ésa época donde un libro, escrito con una pluma y tinta en unos papeles hechos uno a uno era en verdad un tesoro…
Un saludo.
Estoy segura de que al igual que tú y que yo a ciertas horas de la noche hay muchos cerebros luchando contra el sueño… 😉 Muchas gracias Paula por seguirme y por gustarte mi trabajo, un saludo.
Lo de darle a la manivela a la hora de irse a dormir…me suena…
El encargo en si, la encuadernación y considerar a Virgilio y su obra como un imperium sine fine… me parecen dignos de ser considerados Auténticas Exquisiteces.
Felicidades por tu trabajo Raquel, maravilloso otra vez!
Muchísimas gracias por ese AE 😉 ¡Esa manivela que nunca pare!
Precioso!!!!
Y se que es dificilisimo… pero DESCANSA!!!! estás como una moto llena de ideas, pero por la noche descansa mujer!! jejejeee.
Un abrazo gordo
Hoy prometo dejar mi cabeza como si de un jardín zen se tratase 😉
… si bien creo que si no lo conseguí en ningún momento de las sesiones de yoga, con el profesor enfrascado en lograr mentes impolutas y relajadas, difícil lo tengo yo sola, difícil…
Que precioso trabajo, me encanta y tanta creatividad… ¿que?, enhorabuena.
Saludos.
Muchas gracias Fernando, todo un honor que me leas y que te guste el trabajo, un saludo.
Yo también tengo un cuaderno de notas en mi mesita de noche en el que anoto las ideas de mi olla exprés. Parece mentira que después de un largo día aún tenga actividad, y de la buena, en vez de apagarse y descansar un poco.
Parece que las ideas surgen en el momento en que nos relajamos un poco. Yo creo que están ahí agazapadas, esperando; como esa llamada que irrumpe en casa justo cuando has estirado los pies en el sofa, bajo la manta, con la infusión…
Cuando empecé a leer la entrada, pensé “me pasa lo mismo… solo que con algodones y agujas, pero al seguir leyendo se me olvidó y me enfrasqué totalmente en lo que estabas contando, y cuando estaba encantada ohhhhhh… se terminó.. Siempre me saben a poco tus entradas!
¿Y a mí que siempre me parece que me “enrollo” mucho? 😉 Me alegra saber que te gustan mis entradas, ¡muchas gracias! Hoy, a soñar con un mundo de ideas creativas…
Pues justo ahora que tengo pensado meterme en el sobre leo esto y me siento cómplice absoluta de tus momentos de hiperactividad cerebral nocturna. Será un virus? Porque lo he hablado con otras personas y les pasa lo mismo. Una solución es, como he leído más arriba, tener siempre lápiz y papel bien cerquita por si hay que apuntar algo o bien confiar en nuestra buena memoria “esta idea es tan genial que no se me va a olvidar, mañana lo recordaré”, mmmmm… yo diría que alguna de esas han terminado evaporándose con los primeros albores…. Voto por hacer un esfuerzo, encender la luz (usar el móvil como linterna también sirve si dormimos con compañía) y escribir. Al día siguiente lo agradeceremos.
Y yo me pregunto… a Cervantes o a Quevedo, por ejemplo, les pasaría lo mismo? pero claro, aquellos eran otros tiempos y ellos tendrían que encender una vela en plena noche y mojar la pluma en tinta.
Dejo ahí otro tema de reflexión que podría desembocar en un futuro post. Mientras tanto me retiro a mis aposentos, a ver si me visita la musa….
zzzzzzzzzzzzzzzz………..
Yo también voto por sacar el lápiz y un papel y escribir, sin duda alguna. Muchas de esas ideas que se me ocurren se evaporan al día siguiente y soy consciente de ello.
Hablando de lo cual, añado otra variante. Yo seguía mucho la serie “Las chicas Gilmore”: la protagonista iba a inaugurar su gran sueño, un hotel propio. Y las noches anteriores se las pasó despertándose cada poco y grabándose mensajes a ella misma en el contestador del teléfono -la mitad de los cuales no entendía su significado, claro-.
Dejo ahí la idea tecnológica, si bien, me sigue gustando lo de apuntarlo en nuestro cuaderno de ideas -como no-: al fin y al cabo no necesitamos, como Cervantes, un tintero, con un bic nos vale 😉