Este domingo tuve la suerte de que unos amigos me invitasen a recorrer el mágico entorno de Muniellos. Llevaba en mi mochila mi Meditatio viajera, que sólo tuve ocasión de sacar durante la hora en que paramos a comer en el alto donde se encuentra la increíble laguna de la Isla.
Pero sólo pude realizar algunas fotografías… porque realmente mi mano derecha no estaba para escribir nada tras asir, cual si me fuese la vida en ello, la estupenda vara que me prestó una maravillosa compañera de trayecto, Azu, y sin la cual no hubiese pasado ni de los primeros 100 metros de trayecto.
Así que saqué de nuevo mi cámara, abrí mi Meditatio… y salió una de los pensamientos de un pensador casi desconocido, Alain. Un filósofo de palabra sencilla y poética cuyas reflexiones se hacen nuestras fácilmente. Dice así:
La voluntad no tiene ninguna influencia sobre las pasiones, pero tiene una influencia directa sobre los movimientos.
Pues sí. Esa frase me estaba esperando.
Sin la voluntad no hubiese subido el primer repecho extenuante. Sin la voluntad no me hubiese asido a una cuerda colocada sobre el rocaje bajo el cual había una pendiente que era incapaz de mirar. Sin la voluntad no hubiese podido subir y bajar un sendero angosto cubierto de hielo.
(Sin la voluntad, sin la vara… y sin la mano y la paciencia de mi marido y de mis compañeros, por supuesto).
Con la sola voluntad no hubiese podido vencer el miedo a las alturas o a caerme, ni superar el sentido del ridículo por mi torpeza, ni la timidez, ni los pensamientos inseguros…
Pero sí podía ordenar a mis piernas moverse, a mis manos agarrarse firmemente a lo que fuese y a mis ojos mirar hacia el camino y la belleza del entorno -y no al barranco-.
En ningún momento me planteé si el resultado final merecería la pena. Yo sólo estaba disfrutando del camino.

Dedicado a la Compañía de los Helechos C.

Hermoso relato, hermosa voluntad. Gracias por escribir así de bien. Azu
Me han emocianado tus palabras y me he sentido muy identificada. Me encanta haber podido compartir contigo ese viaje. Para mí salir y caminar me ha ayudado, como a tí a superar los obstáculos, sobre todo los personales. Superarme en cada camino, llegar al final y obtener la recompensa del paisaje es maravilloso y me da fuerzas para seguir levantándome cada mañana. Por eso espero que nos veamos en otro camino.
A Azu: muchas gracias por pasarte; espero poder pasarme yo pronto por el Funsiquín, deseando estoy conocerlo 😉
A Irene: es cierto, ¿verdad?; recorrer la naturaleza implica que la satisfacción sea inmediata por mucho que implique esfuerzo físico, que se convierte en algo secundario. En la rutina diaria eso no sucede, y supongo que por eso es tan importante 😉
Sin voluntad, sin esfuerzo, sin echarle muchas ganas (y narices), sin levantarse después de caer tanto como haga falta, sin mirar hacia abajo, siempre arriba, sin rendirse, un poco más, un poco más…. y… POR FIN!! El premio son cosas como las que se ven en la foto, sensaciones difíciles de transmitir, pero tú lo consigues…
Enhorabuena por conseguir el desafío guapa! 😉
Me emociona ver que lo que intento transmitir, llega… ¡Gracias por estar ahí!
Sin tus pies en movimiento, tu cuerpo no te puede seguir…felicidades Raquel…ha sido hermoso leerte¡
¡Muchas gracias, Mar!