Restaurar vs. digitalizar… ¿Otros usos, otras costumbres?

Yo no sé si a vosotros os sucederá, pero en mi caso, después de varias horas de trabajo, en el momento justo en que me distraigo y relajo, es cuando surgen las mejores ideas. Y entre ellas, están las entradas de este blog. En un momento de  asueto y deliciosa compañía sucedió un momento disruptivo por parte de alguien que no conocía y que, simplemente, quedó ahí. Es decir: sucedió, supuso un ligero peligro para mi integridad física (difícilmente “restaurable” en este caso)… y acabó ahí. No disculpas corteses. No un reconocimiento de la acción. No un: “vaya despiste” o un mecánico “lo siento”. Nada de eso.

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