No sirves, no existes

El año pasado tuve la fortuna de asistir en Valencia al curso de Restauración de encuadernaciones impartido por Arsenio Sánchez Hernámperez. Un curso ameno, completo, desarrollado a la perfección por un profesional de infinita paciencia. En el último trabajo que he realizado, me he acordado aún más si cabe de algunas de las enseñanzas aprendidas, pues consistía en el desmontaje de varias encuadernaciones. Arsenio nos comentó acerca de varias encuadernaciones “sin valor”, del siglo XIX -si no recuerdo mal- que habían desaparecido de la Biblioteca Nacional en pro de otras mejor terminadas, de gran calidad, realizadas por un encuadernador de prestigio, que preservaban como debía ser el contenido. Hasta ahí todo bien, ¿verdad? Eran encuadernaciones que estaban perjudicando la preservación de ese documento. Ahí comienza el peligro de categorizar las cosas y moverse únicamente por protocolos nunca cuestionados. La encuadernación es un documento en sí misma, aunque de hecho no…

Más Información

El punto rojo

Cuando un expediente en un archivo lleva este punto en su caja, malo. Si no recuerdo mal, es el mismo que nos indica en las bibliotecas que el libro está excluido del préstamo por las razones que sean. En el caso de un archivo, indica que está fuera de consulta. También puede ser por varias razones, imagino. Pero casi seguro sea porque consultarlo supone un peligro tanto para el documento como para la propia persona que decide arriesgarse a abrir esa caja.

Más Información

Firmo, luego existo

Mientras trabajo suelo escuchar la radio. Ayer, uno de los colaboradores criticaba la pseudociencia de la grafología: que el carácter de una persona se pueda deducir de su forma de escribir y, en especial, la premisa de que incluso cambiando nuestra forma de escribir se pueda cambiar la forma de ser. Bueno, partiendo de esas valoraciones y sin conocer a fondo la utilidad de esa disciplina, lo cierto es que yo también me considero escéptica con ese tema. Otra cosa diferente es el peritaje caligráfico -utilizado en investigaciones policiales- o el estudio de la caligrafía. No tiene nada que ver. Pero sí me despierta curiosidad saber lo que un grafólogo diría de esta firma y de muchas otras que se encuentran en los libros y documentos…

Más Información

La primera piedra y la urna del tiempo (II): alisado, alisado, alisado…

Yo no sé si os sucederá a vosotros, pero a mí la conjunción de gripe, dolor de cabeza y sueño me suele derivar en un ataque de nostalgia. Eso de acordarme de cosas pasadas. Así que, Paracemol e infusión calentita mediante (con miel de Outurelos por supuesto), voy a pasar a continuar el post anterior y recordar cómo fue el proceso de restauración del contenido de la urna. Lo primero que sentí fue el ligero cosquilleo del miedo erizándome los pelillos de la nuca. Porque iba a tener comigo nada menos que tres ejemplares de prensa tamaño sábana. Abiertos, medían aproximadamente 89 x 61 cm…

Más Información

El arte de la persuasión y los milagros.

Uno de los encargos que tengo actualmente es una serie de periódicos de 1935. Es de estas restauraciones en las cuales, mientras realizas un injerto (es decir: colocas una pieza de papel nueva en el lugar donde había un vacío), o reaprestas el papel (es decir, lo dotas de mayor consistencia para su manipulación a través de un nuevo encolado en húmedo, todo ello con materiales de restauración), no puedes evitar girar la vista y ponerte a leer la actualidad del “día” en esa fecha.

Más Información

¿Y si no lo restauramos..?

Hace días que mantengo un silencio preocupante tanto en las entradas de mis dos blogs como en la página de Facebook: la justificación es que, en este oficio, los tiempos y los plazos mandan, y a veces es necesario ralentizar otra actividad dentro del trabajo… Pero no puede ser. No me gusta ver el último post en fechas tan lejanas 🙂 Quería compartir con vosotros algunas de las imágenes de varios expedientes documentales de 1797, en cuyo proceso de restauración he estado ocupada estos días, y que presentaban uno de los ataques fúngicos más virulentos que he visto. El estado de este conjunto de expedientes era tan lamentable que incluso procedía plantearse la necesidad real de su restauración. Es decir: ¿hasta que punto interesa invertir tiempo y dinero en una documentación donde el contenido prácticamente se ha perdido?

Más Información

La pátina del tiempo

El post anterior trataba sobre unos pequeños inquilinos que suelen reconocerse a simple vista por esos fascinantes colores que dejan a su paso en aquellos materiales orgánicos que entran en su menú. Quizá, la continuación más natural es comentar la variedad de manchas que podemos encontrar en nuestros libros y documentos. Hay un término que en conservación y restauración de documento gráfico se utiliza muchísimo: suciedad superficial. Su significado es obvio, ¿verdad? Lo habitual es que cualquier documento que tengamos en casa tenga esa “suciedad superficial”, porque las partículas de polvo y de contaminación existentes en el aire se depositan tanto en nuestro cuerpo como en nuestros libros. Son esas mismas que ven las personas que utilizan o hayan utilizado alguna vez un algodón impregnado en tónico facial.

Más Información

HONGOS, BACTERIAS… ¿invisibles?

Hoy toca uno de mis temas favoritos… que necesariamente he de abordar de forma breve, y por tanto limitada. Es sólo un acercamiento a este microscópico mundo, silencioso e importantísimo para la conservación de nuestro patrimonio. Quizá conviene introducirlo -aunque parezca fuera de lugar- reclamando que en la educación se eliminen los compartimentos estancos de formación, y también que desde los primeros años se estimule el aspecto más práctico de las enseñanzas científicas. Siempre me sentí muy atraída por las asignaturas de humanidades, pero cuando llegué a Restauración de Bienes Culturales y tuve que amoldarme a unos estudios eminentemente interdisciplinares, me di cuenta hasta qué punto mi camino quedó sellado -y en lo que respecta a los conocimientos deliberadamente empobrecido-, cuando en un momento de mi trayectoria educativa tuve que elegir entre “letras” o “ciencias puras”.

Más Información