Una nueva aventura

Cuando de pequeños nos dicen que  vamos a vivir una “gran aventura” nos imaginamos viajes intrépidos por el mundo, sorteando adversidades y enemigos, probablemente vestidos de pirata o de aventurero al estilo Indiana Jones o de periodista a lo Rita Reporter. Pero resulta que un día descubres que las mayores aventuras, muchas veces, se viven de puertas para adentro. En nuestro interior, o a través de alguien que se ha gestado en tu interior. De repente el mundo cambia por completo, se da la vuelta y el orden de prioridades cambia radicalmente. Y esa aventura, que aparecía en tu imaginación veloz y dinámica, de repente se presenta a cámara lenta, con música suave. Tranquila y discreta en su revolución, pero devastadora. La mejor aventura que podías haber imaginado.

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Hoy, no es difícil verlo

Aunque procuro alternar mis entradas entre las diferentes temáticas de este blog y ahora sin duda tocaba algo sobre restauración documental, voy a hacer una excepción. Buscando información entre mis fotografías encontré las que os muestro. Fueron tomadas en Pamplona hace aproximadamente un año, durante una ruta que hicimos hasta Barcelona.

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El peligro de asomar detrás de tu puerta

A todos nos gustan las citas. Creo. Nos inspiran, nos motivan. Las colocamos en el principio de nuestros libros, en nuestros diarios… Yo tenía mi carpeta -y la mesa- del instituto llena de citas, poemas, etc., y por supuesto no era algo original. En esa edad estamos casi ansiosos de referencias, de inspiración. Con suerte, esa sed no se nos va a quitar nunca y seguiremos bebiendo de las palabras como si de agua fresca se tratase.

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¿Dónde guardas tu vida?

Las personas (las maravillosas personas) que han apostado por mi trabajo para guardar su vida lo han hacen por diversas razones. Lo sé. Muchas se declaran coleccionistas de cuadernos. Otras, apasionadas de la encuadernación, ven los libros como objeto de deseo y de arte. Algunas, quizás las más, son personas creativas que necesitan volcar sus ideas en un espacio que haya pasado previamente por un proceso creativo, que sea inmediato, y que no tengan que esperar “a que se encienda” (ese mismo espacio digital, magnífico y práctico, pero que también está, a veces, “demasiadas” horas con ellas). Las hojas del libro, su olor, su tacto, son un espacio cálido y conocido, atemporal; un punto de desconexión con su trabajo diario. Esos cuadernos están llenos de bocetos de todo tipo, de ideas sueltas, de pensamientos fugaces. Me gusta imaginármelos así, parecido al mío…

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A Sarai

Pensar en un regalo para alguien querido no es fácil. Casi siempre. Por eso cuando piensan en mí para algo así, la responsabilidad es doble: por empatía y por dedicación para cumplir con los deseos de la persona que me lo pide. Se habla, se elige, se recomienda, se aconseja, y se toma una decisión. A veces para no pensar más en ello y otras veces, porque: “sí, esa es”. Llamadlo corazonada. Suele ser la clave en las decisiones importantes.

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Voluntad

Este domingo tuve la suerte de que unos amigos me invitasen a recorrer el mágico entorno de Muniellos. Llevaba en mi mochila mi Meditatio viajera, que sólo tuve ocasión de sacar durante la hora en que paramos a comer en el alto donde se encuentra la increíble laguna de la Isla.

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Meditatio (I)

Meditatio es el nombre que le di a mi primera encuadernación de cartera en piel. Por ser la primogénita, tendré siempre debilidad por este diseño y por lo que simboliza. Si consultamos el significado de ese término latino, “meditatio” significa no sólo lo más obvio: meditación, reflexión, consideración. Por ello, ya era un buen nombre para un diario personal en el cual pararse a pensar, a meditar en un momento del día y dejar por escrito los recuerdos y pensamientos más íntimos.

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