En los próximos días voy a disfrutar de mi familia en mi tierra de nacimiento, León. Estaré en un pequeño pueblo en donde sólo hace un par de años entró el primer autobús de línea que conectaba con la capital… Sí, es cierto; y no se trata de un pueblo de montaña con un complejo acceso, sino a poco más de 10 kilómetros y lindando con la planicie del Páramo. Hasta ese momento los habitantes teníamos que coger el autobús a dos kilómetros del pueblo, un poco “de estrangis”, en la propia carretera general. Los pocos jóvenes que éramos debíamos adaptarnos a ese medio para poder ir a la capital, con lo que sacarse el carnet de conducir y tener un medio de transporte propio era imprescindible para poder seguir estudiando tras el Bachillerato. No había alternativa.
Hoy en día muchas cosas están cambiando en ese pequeño pueblo, y parece que por fin el “Gran Ojo” de la política se ha fijado en nosotros. Es época de elecciones, sí, pero lo cierto es que muchas elecciones fueron antes y sólo ahora parece que nos toca. Bienvenido sea, pues.
Todo son transformaciones, todo cambia, todo evoluciona. Trabajar como restaurador es así. Todo es cambio: en métodos, materiales… pero sobre todo, cuando has finalizado la obra. Y cuando de repente miras la foto del “antes”, de la entrada de la obra.
Y no das crédito. Realmente, cuando estás embebido en el proceso sólo ves el soporte y las grafías a modo de “macro” de la cámara. Lo ves por partes. Proceso a proceso.
Pero al final, cuando montas las fotos para el informe, todo cobra una dimensión global de nuevo. Y es en ese momento cuando sientes que realmente has hecho un buen trabajo. Esa sensación… Pues es indescriptible; sólo quien la ha sentido en su trabajo, en su vida personal, en sus hobbies, etc. sabe lo que es. Parece como si el mundo se equilibrase sobre su eje. Qué curioso.
Así que las pasadas fiestas decidí compartir con mis clientes esa sensación. Y les felicité enviándoles un vídeomontaje de las fotos de antes y después de los tratamientos que había realizado con ellos.
Ahora, ese vídeo lo he recuperado, he modificado lo que escribí sobre él, pero ha prevalecido la frase de agradecimiento final, porque todos somos partícipes de ello. Especialmente nosotros, los ciudadanos. Los políticos sólo toman las decisiones si hay personas detrás que aportan el esfuerzo de su trabajo: las personas que directamente manejan las obras y se esfuerzan por preservarlas, y los trabajadores que no saben ni que existen pero que han colaborado de su bolsillo.
Me parece realmente injusto que no se divulgue porque no sea tan visible como un edificio que pueda reinaugurarse repetidas veces, con cinta de raso y vino español. El pueblo debemos conocerlo, porque sólo con el conocimiento surge la valoración.
Pues ahí va. Por ustedes 😉 Uno más pero no el último, espero que lo disfrutéis.
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