Sé que éste es un blog de encuadernación, pero creo también que es el sitio más apropiado para homenajear a todos aquellos creadores que te transmiten ese “algo” inmediato cuando tienes la suerte de conocer su obra.

¿Por qué se produce esa extraña química? Lo más curioso de esto es que actualmente no sólo se genera observando la obra en una exposición -dado que no siempre se puede ir- sino que, gracias a este medio virtual, podemos encontrarnos imágenes transmitidas a través de bits que, de una forma inexplicable, nos transmiten emociones de tal magnitud que sentimos cómo nos conmovemos ante una pantalla de ordenador.

En breve espero publicar mis encuadernaciones, algo que se está alargando más de lo esperado debido a circunstancias que no vienen al caso. Estoy deseando hacerlo. E incluso tenía la duda de que las fotografías no supiesen transmitir del todo las texturas, las ideas, y aquello que pongo en cada una de ellas, por sencillas y minimalistas que pueden llegar a ser a veces…

Pero después de ver todo lo que esta magnífica creadora, Gloria Morán Mayo, me ha transmitido de forma casual hoy, al levantarme y ver las imágenes de su obra, me quedo más tranquila.
Si mis encuadernaciones llegan, van a hacerlo a través de esas imágenes virtuales, sin duda. Yo me encargaré de que sean lo más clarificadoras posible.

Cuando vi la obra de esta excelente artista, sentí el impulso necesario de divulgar su obra a través de este modesto y poco conocido blog, porque creo que muchas personas pueden disfrutar de ella. Creo que es de esas creadoras /es que logran llegar a un amplísimo espectro de público porque vuelcan todo su espíritu en cada uno de los lienzos y tablas, que nos conectan con el arte del pasado y nos devuelven al presente. Aunar en unas obras tantas y tan ricas referencias, en mi caso poder seguir el rastro claro de grandes creadores y diferentes técnicas en una sola obra (el paso de Klimt, Picasso, prerrafaelistas, pugna de dibujo y color magníficamente resuelta, el uso del oro, la simbología antiquísima de la espiral, el trazo espontáneo y libre, filosofía, espiritualidad…), bueno. Se me agotan las palabras y las descripciones quedan en algo demasiado simplista. El arte siempre es mejor verlo que describirlo. Sentirlo, que pensarlo.

Relacionándolo con el post anterior del “artesano-artista”, creo sinceramente que Gloria Morán ha conseguido aunar en sus obras esa peligrosa e injusta diferenciación, recuperando técnicas como el estofado, utilizadas por aquellos artesanos imagineros a los que admiramos hoy como artistas.

Muchas gracias, Gloria, por tu obra, que espero tener la oportunidad de admirar algún día.